Para entender la historia, síguela en orden

06 diciembre 2008

2.El Sexo Mandamiento

No se me ocurrió nada más que esconderme detrás de un sillón. Ella salió del dormitorio a buscarme, corrida y con el collar puesto que aun le colgaba por la espalda. No tuvo ni siquiera el reflejo de tapase o vestirse antes de abalanzarse contra mi para golpearme mientras me gritaba, ya no recuerdo el qué... En fin, él salió con una toalla de tocador secándose la entrepierna:

-¡Eh!-Gritó-Lame.- Ordenó extendiendo su mano.
Enora se volvió a poner a cuatro patas y corrió con la cabeza gacha hacia su mano, a lamérsela.
-Así, muy bien, perrita buena...
-¡Noooooo!¡NO! ¡No eres una perra!!
Enloquecí. Corrí hasta ella, hasta su cuello encadenado para arrancárselo, intentando levantarla del suelo y comencé a golpearla, a golpearlos a los dos con toda la rabia que me cabía en el cuerpo.
-¡Ena!¡Ena!¡Tranquila! Tranquila, ya. -Me sujetó fuertemente con sus brazos, cubriéndome con su cuerpo a modo de escudo hasta que logré llorar.
Permaneció abrazado a mi, sin decir nada más que un abrazo. El primero que recuerdo haber recibido hasta entonces.