Para entender la historia, síguela en orden

11 enero 2009

6.El Sexo Mandamiento

Enora comenzó a reírse, fuerte, abiertamente como nunca la había visto reírse antes. Tenía una expresión rara, distinta, incluso diría que relajada:

-Si eres más puta que yo...- Me dijo mientras seguía riendo sobre la cama.

Yo permanecía arrodillada, absorta, sin saber qué debía hacer o decir en aquel momento, bloqueada. Creo que mis ojos aterrados e interrogantes, le producían más risa aun.

Volví a mi cuerpo con el tortazo furioso y seco que le paró la carcajada de golpe, tirándola al suelo como un saco de huesos y carne mal envuelto:

-¡MAMAAAÁ!- Exclamé para mis adentros, traduciéndolo en una ridícula onomatopeya parecida al hipo.

-Aquí sólo hay una puta y el nombre te viene grande. –Murmuró Mario con desprecio después de golpearla.

-Cabrón, después de todo lo que te he consentido…

-¡¡A dios no se le consiente!! ¡¡¡Arrodíllate perra y pídenos perdón!!!!

-No, no, no pasa nada…- Balbuceé corriendo hacia Enora sin fuerza en la voz.

En aquel momento mi madre me empujó apartándome de ella, como si hubiese sido yo la que le hubiera golpeado. Me quedé sentada en el suelo, llorando de amargura sin saber hacia dónde salir huyendo, esperando que la voz volviera a mí y poder gritar mientras Mario, seguía exigiéndole con violencia a Enora un perdón que yo no creía merecer.